Porque, muñeca, no hay nadie como tú.
Me llevó veinte años olvidarte y tan sólo una noche recordarte.
¿Cómo olvidarte a ti, cariño? ¿Cómo olvidar tus bailes exóticos sobre la mesa
del comedor a la luz de la luna?
Mas veinte años dan para mucho, princesa, había olvidado tus
hermosos ojos plateados y aquel lunar en la nalga derecha.
Habría olvidado incluso tu nombre si no fuese por aquella canción
“Little miss Hannah” de un grupo del que jamás aprendí el nombre y que odié con
todas mis fuerzas.
Durante esa noche que volvimos a encontrarnos de nuevo tras
las sábanas de mi cama recordé las bromas que hacíamos con tu nombre, capicúa,
¿recuerdas?
¿Cómo olvidarte, nena? A ti y a tu forma de insultarme hasta
llegar al extremo de la depresión más aguda.
Pero eso a ti te gustaba, esa sensación de dependencia que
sentía hacia tu persona, sexual o por amor, eso daba igual. Sólo te importaba
lo poderosa que eso te hacía al tener la vida de un pobre desgraciado como yo
en tus manos, como un esclavo.
Y sin embargo, no puedo dejar de acariciar tu pelo mientras
duermes plácidamente en la cama del hombre al que arruinaste la vida hace nada
más y nada menos que veinte años.
dios, qué bestial *-*, me encanta cómo escribes, te sigo pero ya ahahaha
ResponderEliminarxoxo!
¡Muchisimas gracias!, ya sabes que tus historias a mi me encantan! :)
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