martes, 28 de febrero de 2012

Hollywood descubrió su deseo


Molly observaba detenidamente cada suceso en la sala, absorta en el actor principal, en su interpretación, sus gestos.
Peter Adams, así se llamaba, sus pupilas se dilataban al escuchar las indicaciones del director, como si de un acto reflejo se tratase. Las palabras fluían de su boca como bajo efecto de la improvisación aunque se ceñía perfectamente al guión.
Para Peter Adams no era una actuación, era una forma de vida.

Las malas lenguas hablaban de Peter Adams como un lunático, consagrado al mundo del cine, amante  de Hollywood, trastornado por conseguir la mejor actuación. En los últimos tres años había estado casado con siete mujeres, de las cuales, una de ellas actriz de gran sobrenombre y fama mundial, la joven y hermosa Elisse Evans.

Elisse, aquella que hace años sacudió la gran pantalla, ahora no era más que una mísera drogadicta, enflaquecida por la depresión, sus ojos encarnecidos y llenos de ojeras no descansaban nunca, estaba todavía bajo los efectos de Peter Adams, quien terminó por destruirla.
Nunca recuperó su belleza, ni sus ganas de actuar.

 “Elisse nunca fue una estrella” añadió Peter en sus declaraciones ante miles de cámaras en su entrevista en  el año 2002.

El gran Adams retomó el guión, mojó la punta del dedo corazón y pasó las hojas, una a una, esperando encontrar algún defecto en su personaje, todos en la sala seguían sus pasos con la mirada mientras caminaba de derecha a izquierda. 

- Para ser un gran actor, un gran intérprete no hay que hacer nada, tan sólo aprender un guión, llorar cuando hay que llorar, reír cuando hay que reír, pero señores, para ser un artista, hay que vivir, vivir la obra, vivir el romance y las condenas, para ser artista hay que desprenderse de aquello que llamamos personalidad. Todos los grandes artistas, “actores” como les denominan ustedes, están muertos, podridos por dentro, destruidos, tan deseosos de contacto humano que sean capaces de adquirir cualquier vida ficticia para volver a respirar de nuevo.- Los ausentes quedaron atónitos ante estas palabras. Algunos incluso miraron a su alrededor buscando algún esbozo en el rostro de su director.

Peter Adams dirigió su mirada a Molly y añadió sus últimas palabras, palabras que ninguno de los allí presentes olvidarían jamás: - Elisse Evans es mejor actriz ahora de lo que nunca hubiese podido llegado a ser.

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