Todos
quedaron impresionados tras escuchar de Anne Jonson aquellas palabras tan
llenas de sentimiento; tan pulcras y sinceras.
Esta
chica de cuidad mostraba siempre un carácter estándar, uniforme, estereotipado.
Para ser más exactos todos los que creían
conocerla tenían la certeza de que Anne
era incapaz de mantener una simple conversación seria.
Mostraba
siempre una actitud desenfadada ante la vida,
como si nada importase más allá de los dos seguidos siguientes a ese
mismo instante, como si el mundo terminase tras cada latido.
Anne es
esa clase de mujer que visita una cama diferente cada noche, que recorre todos
los bares de la cuidad, Anne es la perfecta amiga de copas, pero nada más. Una
persona con un trabajo estándar, un piso estándar, unos amigos, una familia y
en general; una vida estándar.
“A una mujer
no se la liga, a una mujer se la enamora, ignorantes”
El
rostro de los presentes cambió por completo de una amplia y casi burlona
sonrisa a caras de asombro. Anne permaneció sería durante unos treinta
incómodos minutos, asco seguido exhaló y se dirigió hacia la puerta marcando su
triunfal salida con un portazo.
Este
fue el principio de la desnudez de la brillante Anne Jonson.
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